La vida moderna nos quiere convencer que para ser exitoso tienes que estar estresado todo el tiempo y tomarte todo en serio. Además, nos premian cuando sufrimos. Desde pequeñitos, nos cargan cuando lloramos, nos consuelan cuando tenemos dificultades. Y que alguien no ponga “sufro” en una red social, porque va a tener más comentarios que el día de su boda. Estas circunstancias nos están llevando a una epidemia de una nueva enfermedad que está acabando con las risas y las sonrisas del mundo: el desorden de déficit de diversión.
Ahora, ¿qué tanto está funcionando para ti? ¿Y si te digo que puedes elegir algo distinto? ¿Cómo? ¡Ah! Pues te tengo 5 consejos para lograrlo.
- Dedica al menos media hora diaria a algo que te cause placer, por el puro placer. Puede ser algo tan simple como cantar en la regadera, sentarte en el parque o darte un masaje de pies. El tema es que lo hagas con la intención de disfrutar de tu compañía y relajarte totalmente. Esto le dice a tu cerebro que puede relajarse y recargarse. Y ni siquiera tiene que ser media hora corrida. Puedes hacer pequeñas pausas de cinco o diez minutos a lo largo del día.
- Juega. Si, de eso que hacías de pequeño y que ahora ya ni recuerdas como. Puedes rentar un niño para recordar cómo funciona si es que lo requieres, pero te aseguro que puedes hacerlo solo. El tema es que sea algo que te divierta, que mueva tu cuerpo y que encienda tus botones de diversión. Puedes hacerlo al menos una vez a la semana, pero hazlo un ritual para ti.
- Crea una red de risas. Un grupo de amigos donde compartan chistes y bromas sencillas, en vivo o en mensajes instantáneos puede ser una gran fuente de diversión y sacarte de la seriedad que a veces te consume.
- Limpia tus redes sociales. No te estoy proponiendo que elimines a todos tus amigos. Pero si tienes algunos que dedican su vida a exaltar todo lo terrible y complicado que sucede en su vida, o en la tuya, puedes elegir dejar de seguir sus actualizaciones, y mejorar terriblemente el ambiente de tu página de noticias.
- Cada mañana pregunta: ¿Qué puedo agregar a mi vida que la haría mucho más divertida de lo que es ahora? Y no tienes que recibir una respuesta inmediata, pero te aseguro que tu cerebro se pondrá a buscar posibilidades, y te sorprenderá.
Un consejo adicional: cuando te sorprendas en un momento serio y dramático, pregúntate: ¿cómo puedo cambiar esto? Igual, déjate sorprender y agradece todo lo que te alegre el rato.
Por cierto, esto sólo funciona si lo usas. No me creas, prueba y luego me cuentas.