¿A ti te enseñaron en tu casa y en tu escuela a tener dinero?  ¿Te enseñaron a tener claridad y a hacerlo fácil? ¿O más bien el dinero era algo secreto y vergonzoso de lo que había que evitar hablar?

La mayoría de nosotros no tenemos una educación financiera formal.  Lo que es más, muchas familias consideran que “hablar de dinero” es de mala educación.   Y sin experiencia en finanzas es mucho más fácil caer en estos errores.  Cuando reconocemos estos errores, podemos eliminarlos. Esto nos permite tener un sentido de posibilidad y de claridad que hasta ahora tal vez nunca había sido parte de tu “realidad financiera”.

¿Cuáles son los que tú cometes sin darte cuenta? Aquí te muestro algunos que he visto con mis clientes, y la manera de solucionarlos.

  1. No saber cuánto gastas.

¿Conoces tu situación financiera al centavo?  La razón por la que creamos deuda, especialmente de consumo (tarjetas de crédito, tandas, prestamos sobre nómina, etc.) es porque no tenemos idea de lo que requerimos para vivir ni de lo que gastamos mes a mes.  La invitación es que comiences a manejar tu vida privada como una empresa.  Yo uso una aplicación en mi teléfono para manejar todos mis gastos, en tarjeta, efectivo y transferencias.  Pero eso no es necesario. Puedes hacerlo en una libreta, a mano, o en una hoja de cálculo en tu computadora. La claridad de ver los números te permite tomar mejores decisiones en el futuro.

  1. No tener un plan para tu futuro financiero.

Si no tienes un plan de a dónde quieres llegar, lo más seguro es que te mantengas donde estás.

Te invito a conocer lo que cuesta tener una vida llena y feliz y la forma en que puedes crear un patrimonio para tu futuro.  Para hacer eso, puedes hacerte las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué tipo de vida realmente te gusta?
  2. ¿Cuáles son las posibles actividades y planes que tienes ya previstos para un futuro próximo? Algunos ejemplos: niños que irán a la universidad, estudios que te interesa hacer, viajes soñados. Costéalos y comienza a crear un fondo especial para ello desde ahora.
  3. ¿Cómo se compara tu vida actual con tu vida deseada? y ¿cuál es la diferencia en costos?
  4. ¿Con cuánto dinero te gustaría contar al elegir dejar de trabajar, o retirarte? Para hacer esto, considera cuánto requieres para vivir un año a tu edad de retiro y multiplícalo al menos por veinte años. Esa es la cantidad mínima con la que deberás contar al retirarte.
  5. ¿En qué estas usando tu dinero y energía que podrías usar de otra manera?
  6. ¿Cuáles son tus mayores fuentes de gasto sin beneficio? Por ejemplo: intereses sobre gastos menores (tarjetas de crédito, compras a plazos, membresías que no usas, servicios redundantes etc.).

Con toda esa información, puedes crear una meta anual de ingresos.  Y entonces puedes comenzar a preguntarte ¿Qué puedes agregar o cambiar para generar esa cantidad (anual, mensual) con actividades divertidas y que dejen ingresos?

  1. No hablar con tu familia de dinero

¿Te dieron en tu casa información útil para tener un futuro financiero exitoso?  ¿Qué tal si tú eliges hacer algo distinto en tu propia casa? ¡Sobre todo con tu pareja y tus propios hijos! El hablar abiertamente de los diferentes temas relacionados con el dinero, permitirse analizar lo bueno y lo malo, conocer las diferentes herramientas y materias relacionadas con el dinero son acciones que pueden crear una dinámica familiar muy distinta. Todos comienzan a ser socios y responsables del éxito y el futuro de la casa.  Permitir a todos los miembros de la familia manejar dinero, y hablar abiertamente de la situación en casa puede ser un gran regalo y hacer una diferencia a la hora de tomar decisiones que impacten a todos, como el lugar de las próximas vacaciones.  Y no tienes que saberlo todo antes de empezar. ¡Pueden aprender todos juntos!

  1. Pensar que aprender de dinero y manejarlo es aburrido

Si hablar de intereses y activos te parece peor que leer las cajas del cereal, ¡te tengo noticias! No vas a acumular nunca grandes cantidades de dinero.  Para manejar cualquier cosa, tienes que estar dispuesto a dominarla.  Así que, busca información relevante que resuene contigo.  Hay miles de maneras de hacerlo. Desde videos de YouTube hasta juegos de niños (sí, esos no son tan aburridos y ¡funcionan!)  Procura al menos conocer las bases de los siguientes temas:

  • La diferencia entre una tarjeta de crédito y una de débito.
  • El manejo de efectivo.
  • Las distintas formas disponibles de invertir dinero. (incluyendo bonos, acciones bursátiles, fondos, etc).
  • Las características y costos de los préstamos a corto y largo plazo.

Si tienes una tarjeta de crédito y/o cuenta bancaria (o varias), busca los contratos que te dieron con ellas (y que seguramente nunca has leído) y asegúrate de leerlos.  Mira los costos que tiene cada una (membresía, anualidad, pagos extraordinarios, costo por manejo, tasa de interés, tasa moratoria, etc.) y compáralas con otras opciones en tu país. (Muchos países tienen una autoridad que obliga a las instituciones de crédito a publicar todos esos costos).  Tal vez te lleves la sorpresa de que le estás regalando dinero a ese gran banco que tiene tanto, mientras tú te truenas los dedos porque le sobra mes a tu sueldo.

5. Pensar que como te equivocaste, debes pagar por tu pasado.  

Tener esta información no es para que te critiques y te juzgues por tus errores pasados. Aquí se trata de que los reconozcas y entonces puedas elegir algo distinto.  Sí, probablemente debes mucho más de lo que quisieras, pero ahora lo tienes claro, así que puedes dejar de ponerle leña al fuego. Empieza hoy, y nunca te detengas.  Lo peor que puede pasar, es que en un año, sonrías mientras cuentas el dinero que tienes cuando se te acabe el mes.